Ley de la segunda
oportunidad

El concurso se inicia con una demanda dirigida a los juzgados de lo mercantil, allí explicamos quién eres, cuál es tu situación, cuáles son tus bienes y cuáles son tus deudas y tus acreedores, tu situación personal y familiar, y muy importante, el origen o motivo del endeudamiento y la propuesta que llevamos para resolverlo.

Con toda esa información el juez va a emitir un auto declarando el concurso voluntario y eso va a suponer un primer momento importante, porque la declaración de concurso, que se hace pública en registros oficiales supone paralizar los procedimientos judiciales y prejudiciales en tu contra, el concursado no puede ni debe seguir pagando porque ya se encuentra en concurso.

Dependiendo de si tienes bienes o no, habrá un tipo de tramitación u otra, si no hay bienes el procedimiento es un concurso sin masa y es muy breve, se da traslado a los acreedores y si estos no se oponen, que lo habitual es que no lo hagan, habrá un traslado para que pidamos el epi, que es la exoneración del pasivo insatisfecho, es decir, el perdón de las deudas existentes que no se pueden pagar, y de nuestra solicitud se da un nuevo traslado a los acreedores y finalmente el juez resuelve.

Si hay bienes el procedimiento es un poco más lento, se designa un administrador concursal para que administre y realice esos bienes, realizar significa vender, y con lo obtenido se paga lo que se puede de las deudas y sobre el resto que no se pudo pagar es sobre lo que realizamos nuestra petición de perdón de esas deudas, finalizando también con un traslado a los acreedores y la resolución final que siempre está en manos del juez.

La clave es controlar el procedimiento porque tanto en un caso como en otro se pasan diferentes etapas en la que el concursado necesita conocer de primera mano que está ocurriendo y que va a ocurrir, por eso en MH abogados apostamos por un trato personal, aquí vas a hablar con tus abogados directamente y no con una oficinista que no conoce el derecho.

Un planteo que se reitera es, ¿qué ocurre con mis deudas? los acreedores no van a cobrar y ya está? cualquier puede endeudarse y luego pedir la exoneración?

Lo primero que quiero explicarte es que los deudores que acuden a este procedimiento no son personas que se han dedicado a dilapidar el dinero, o a comprarse cosas, hacer viajes o vivir como estrellas de cine y ahora no quieren pagar, ¡Quítate esa idea de la cabeza! 

La mayor parte es gente corriente, como tú o como yo, que ha tenido que acudir a tomar préstamos en determinado momento de su vida para intentar pasar un momento difícil, porque han perdido su empleo, porque han perdido su casa en la época de la crisis de las hipotecas. 

Es mucho más probable que hayan sido perjuidicados por cláusulas abusivas en sus préstamos o que hayan sido víctimas de un período difícil de sus vidas.

Además, las personas que acuden a este procedimiento deben demostrar que no han actuado de mala fe, y que ponen todo su esfuerzo para intentar pagar estas deudas, pero no pueden. 

Los acreedores no son realmente perjudicados porque la ley propone un sistema por el cual el deudor o bien entrega sus bienes para el pago de sus deudas, o bien se compromete al pago de una cantidad mensual durante un período de tiempo.

De hecho en la mayoría de los casos, el sistema permite que los acreedores cobren todo lo que es posible cobrar, pero también que, una vez se cumpla eso, evitemos tener a una persona en situación de endeudamiento permanente que lo aleja de la posibilidad de tener una vida plena y eficaz para él y para su familia.

No todas las deudas son exonerables, por eso te proponemos que nos cuentes tu situación personal para poder asesorarte del mejor modo.